AL OTRO LADO DEL MURO

           Hablar del pueblo saharaui, de los campamentos, del desierto, de sus reuniones en torno al té… puede hacernos caer, sin duda, en un aura de innecesario romanticismo que contribuya a apartarnos, aunque sea momentáneamente, de la cruda realidad. El pueblo saharaui se enfrenta a varios frentes de lucha, demasiados: el olvido de los campamentos de refugiados, el desconocimiento de su situación por parte de algunos y el rechazo de otros, la represión de Marruecos, y el consentimiento de Francia y EEUU, y lo que tal vez más me duela, el silencio de España.

       
       Así pues, los saharauis conviven con la impotencia y, en demasiados casos, la resignación y desconfianza ante aquellos que se llenan la boca de promesas vacías. Un pueblo que se levanta cada día entre dos muros, por un lado, el construido por los marroquís para dividir el Sahara Occidental repleto de recursos naturales, del más árido e inservible de los espacios, el desierto; y por otro, el enorme muro con el que cada día se golpean aquellos saharauis que no temen hacer valer su condición de ciudadanos libres y se enfundan el Darrá o la Melfa, deciden hablar Hassania, o…sin más razón que su origen, son reprimidos, aplastados, encarcelados, desaparecidos e incluso asesinados por el ejército marroquí.  Es, precisamente para ellos, para los que se ha creado esta nueva sección, “Al otro lado del muro”.

       Es difícil conocer la verdadera situación de muchos de ellos, sin embargo las nuevas tecnologías se han convertido en la mejor arma y más difícil de controlar por el gobierno marroquí. Gracias a ellas podemos conocer muchas de esas historias, ponerles cara y nombre. Estas nos permiten, del mismo modo, denunciar que está pasando en el Sahara Occidental ocupado; dar a conocer la realidad de la represión que se vive en esta tierra, aunque algunos se empeñen en no reconocer como los Derechos Humanos están siendo reiteradamente vulnerados.

        Han tenido que ser reprimidos y encarcelados diez españoles en una manifestación pacífica en favor del cumplimiento de los derechos más fundamentales en El Aaiun ocupado, para que la sociedad, al menos aquellos que recurren a determinadas medios de comunicación para informarse, se hagan eco de qué está ocurriendo en los territorios ocupados. Nuestro gobierno, cómo no, cierra los ojos ante la evidencia. Marruecos, una vez más, exige. España, cómo no, se arrodilla. Qué más da si piden que retiremos a las mujeres guardias civiles de la frontera (territorio español, por tanto), para no ofender su machista sensibilidad. Qué importa que tras unas explicaciones vacias y repletas de incongruencias, creamos antes a un gobierno absolutista que a cooperantes españoles golpeados y humillados por la policía (militares) marroquí…

          Sirva su sacrificio, y ante todo el de aquellos saharauis que conviven día a día con la más cruda de las represiones “al otro lado del muro”, para ilustrar esta nueva sección, de forma que podamos dar a conocer, un poco más, su silenciada situación.