Este blog, siendo conscientes de las limitaciones de dicho formato, pretende convertirse en un lugar de encuentro y reflexión, como se anuncia en el titular, pero ante todo, en un espacio repleto de sensaciones y experiencias. Ahora bien, somos conscientes que existen otros foros en los cuales se afronta esta causa desde una concepción más política, y que evidentemente es la principal reivindicación y lucha del pueblo saharaui. Es por ello, que los enlaces a los cuales nos adherimos los consideramos de vital importancia para que este blog cobre un mayor sentido. Aún así, y por todo ello, sentimos la necesidad de partir de los sentimientos, vidas y emociones de los saharauis, tanto de aquellos que se encuentran en los campamentos como en territorio ocupado, y, cómo no, de todos los que nos sentimos tan próximos a ellos, los “otros saharauis”. Esperamos y deseamos que este espacio sea el de todos, y podamos convertirnos en la prometida gota que contribuya a llenar el rio de la causa saharaui.
"ZUMO CONCENTRADO" DE SAHARA OCCIDENTAL
¿De qué estamos hablando?... Sí, a lo largo de las diferentes secciones de este blog viajaremos a través de distintos aspectos de la situación y características del pueblo saharaui y, cómo no, haremos un necesario ejercicio de reflexión. Aún así, para abrir boca de la mejor manera, lee, observa, mira, y déjate llevar por el siguiente texto. Sumérgete en él y que las palabras, las fotografías, los gráficos y las imágenes de la publicación "Construir resistencia" consigan que el Sahara Occidental vaya ocupando, poco a poco, un lugar importante en tu vida.
Me planteo si estas líneas, al igual que el resto de contenidos del blog “jaulas de arena” llegarán a mucha gente. Algo me dice que no. Sin embargo, me veo en la necesidad de hacerlo. No sé si ponerme frente a un ordenador y dejar que mis sentimientos, mis emociones, mis experiencias se conviertan en palabras es fruto de la promesa que en su día hice de ser voz, o responde a ese yo egoísta que todos llevamos dentro y necesitamos explotar. Ese yo que me pide, fruto de la experiencia vivida, escribir como forma de terapia personal.
Sea por la razón que sea, lo cierto es que durante unos días, en mi visita a los campos de refugiados junto a los menores y educadores que formamos parte del “Proyecto Sahara”, he visto un pueblo que ha tenido que soportar el exilio forzoso, un pueblo que vé con rabia y dolor como en las que hace unos años fueron sus tierras, se masacra a sus rebaños, se les confiscan sus bienes, están aislados por un muro de más de 2500 kilómetros sembrado de minas y alambradas, se pretende destruir su patrimonio cultural, y la represión es permanente y cotidiana a través de los miles de soldados y colonos que Marruecos ha ido trasladando a la zona. Y sin embargo, he visto un pueblo luchador, un pueblo que a través de la palabra, el dialogo y la educación como pilares, están haciendo frente a una injusta situación silenciada durante 34 años por demasiados.
¿Dónde ha quedado la promesa de un referéndum? ¿las Naciones Unidas... son marionetas de unos pocos países y de sus intereses económicos y geoestratégicos? Y España, ¿dónde queda el compromiso con la que fue hace no tanto una provincia? ¿Hemos olvidado nuestra responsabilidad moral? ¿No se nos remueve el estómago al ver los carnés de identidad españoles?
Claro, me olvidaba que unas vidas valen más que otras. Las de los israelitas valen mucho; las de los palestinos o aquellos que tratan de burlar un injusto bloqueo y entregarles ayuda humanitaria, poco. La de los soldados estadounidenses, salvadores del mundo, que invaden diferentes países en busca de armas de destrucción masiva o acabando con regímenes totalitarios... (qué moral la suya), valen todo el oro del mundo y además son considerados héroes; la de las mujeres, ancianos y niños que mueres que mueren en ataques a objetivos militares son sólo daños colaterales, valen más bien poco. La memoria de dictadores y verdugos en intocable; la de sus víctimas y las de las familias que sólo quieren saber que fue de ellos, no merece un minuto de atención. Y el pueblo saharaui... ¿con qué compite? ¿con las minas de fosfatos o los bancos de peces del Sahara ocupado y que son explotados por el gobierno marroquí? ¿con los intereses geopolíticos de Estados Unidos en la zona? ¿con la alianza franco-marroquí? ¿con las actividades económicas entre España y Marruecos?...
No, esas vidas no valen nada. El mundo tiene vidas de primera, vidas de segunda y al pueblo saharaui.
Y a pesar de todo ello, me he encontrado con un pueblo que tras 34 años a caballo entre los improductivos territorios liberados y los campamentos de la dura hamada argelina, sigue siendo orgulloso. He visto un pueblo luchador, formado, inquieto, comprensivo, acogedor, entregado, pacífico y ante todo humano, que ha sido relegado a los confines del desierto más inhóspito del planeta. Un pueblo que espera, pero que poco a poco empieza a desesperar. ¿Cómo han tenido tanta paciencia?. Tal vez la inocencia, o quizá la credibilidad en aquellos que una y otra vez les han traicionado, en aquellos para los que no existen. El tiempo se acaba, su paciencia también. ¿Deben morir frente a una cámara de televisión para que alguien empiece a comprender que sus vidas valen tanto como las de otros? Aminatu casi lo consigue, pero Marruecos volvió a actuar, permitiendo su entrada antes de que se convirtiera en una mártir del pueblo saharaui. Antes, fundamentalmente, de que la opinión internacional pudiera volver su mirada hacia la causa de la cual era representante aquella mujer. Aminatu ya es una archivo más en las hemerotecas de las televisiones y prensa internacional. Nueva victoria para Mohamed VI.
Es por ello, por lo que me preocupa que ya no aguanten más y cojan de nuevo las armas. ¿Por qué el mundo no se da cuenta de que cualquier otro pueblo en su misma situación sería un continuo foco de terrorismo y muerte? Son reprimidos, perseguidos, encarcelados, silenciados, ignorados… no es este suficiente caldo de cultivo para la desesperación. Cuánto poder tiene Marruecos, cuántos intereses económicos Francia y España, cuánta necesidad de poder y control mundial tiene Estados Unidos… Alguien me dijo que este último, hoy, es el mismo perro pero un poco más coloreadito. Parece que no se equivocaba con el Premio Nobel. En fin, la ONU (¿o debo decir EE.UU.?), se ha olvidado de ellos, y tal vez, sólo tal vez, este “poniendo” las armas de nuevo en sus manos. Ellos serán los verdaderos responsables de cuanto les ocurra. Y eso es precisamente lo que tanto temo, que su sacrificio no sirva para recuperar lo que les pertenece, que su sufrimiento sea en vano, que su lucha no dé fruto….
Una vez pregunté a un hombre sabio si no tienen miedo a coger las armas y ser masacrados por el fuertemente armado ejército marroquí; a que su verdadera lucha, después de 34 años de esperanza finalice de esa forma… Él, me contestó: “Mira (me mostró cuanto teníamos al alcance de nuestra vista en los campamentos), ¿miedo a morir, dices?. Ya estamos muertos. Llevamos 34 años muertos. Ya es hora de recuperar lo que nos ha sido robado, lo que es nuestro. Y si morimos en el intento, habremos muerto por una causa justa, y el sacrificio habrá merecido la pena, ¿no crees?”. Y por primera vez en mi vida, no supe que contestar.
Es por todo ello, por lo que hoy, sentado frente al ordenador, me siento impotente. He estado allí, y “he vivido”, una experiencia que te golpea con dosis de realidad, de crudeza, pero también te acaricia con las toneladas de amor y de esperanza que ofrece el pueblo saharaui. Sólo quieren recuperar el azul de su mar, y la justicia que les es negada. Nosotros, los “países desarrollados”, nos colgamos medallas enarbolando banderas de solidaridad sin darnos cuenta que son ellos, el pueblo saharaui, los que podrían recorrer el mundo occidental, el Norte económico, repartiendo una ayuda humanitaria muy especial, un forma diferente de entender la vida, basada en la palabra, el respeto, la entrega y la generosidad.
Así pues, NO, no hay vidas de primera y vidas de segunda, no son más importantes las de unos que las otros, aunque si fuera así, y esta diferenciación se llevara a cabo en función de la fuerza, pureza y sobre todo, la belleza de sus miradas, estoy convencido que las suyas ocuparían un lugar privilegiado. Pues sólo el dolor y la capacidad de sacrificio desarrollada en estos 34 años de injusticias pueden dibujar en sus rostros esa inconfundible forma de mirar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario